Las plantas crecen más rápidamente con el aumento de las temperaturas (hasta cierto punto), sin embargo hay que tener en cuenta una serie de aspectos para que el verano no sea el culpable de la muerte de nuestras queridas plantas.

¿Cómo sobreviven las plantas al calor?

Algunas plantas han desarrollado una serie mecanismos para combatir temperaturas extremadamente altas. Cuando las temperaturas suben, adoptan una postura más abierta. Las hojas, por ejemplo, se vuelven más erguidas. Esto reduce en gran medida la radiación directa del sol. Además, los tallos de las hojas se estirarán, lo que permitirá que pase más viento por las hojas y disipe el calor.

Consejos para que tus plantas superen el verano

Evita la luz solar directa: coloca tus plantas en un lugar donde sepas que van a recibir la luz del sol, pero no de forma directa. De este modo, no tendrán problema alguno para realizar la fotosíntesis y evitarás el problema del exceso de radicación solar en sus hojas.

Ten un horario de riego adecuado: las mejores horas para regar son por la mañana temprano o al atardecer. Se trata de evitar las horas de mayor calor que provocan una rápida evaporación del agua.

Riega con agua de calidad: la cal es perjudicial para las plantas y lo es aún más si hace calor. Por todo ello, te recomendamos utilizar agua de lluvia o descalcificada.

Limpia las hojas: evita que las hojas de tus plantas estén cubiertas de polvo, pulverizando agua o colocándolas directamente en la ducha.

No te pases con el riego: como te podrás haber dado cuenta el agua es vital para las plantas en épocas de calor. Aumenta los riegos de uno a dos por semana siempre y cuando tengan una temperatura cálida constante que no se vea alterada por el uso de climatizadores o aires acondicionados. El principal síntoma que indica que necesitas regar más una planta es la falta de turgencia de las hojas. 

¿Por qué las hojas de mis plantas se han puesto amarillas?

Principalmente existen 2 causas que provocan el color amarillo en las hojas de las plantas (clorosis). Esto ocurre cuando a la hoja le falta clorofila, que es el nutriente que fabrica la planta para alimentarse y que es el responsable del color de la planta:

Si casi todas las hojas de tu planta han adquirido un color amarillo intenso probablemente estés regando en exceso o por el contrario, el riego sea insuficiente.

Si el riego es el adecuado, la otra causa puede ser que el sustrato no esté drenando bien y se esté formando lodo.


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